Conocimos este sencillo experimento cuando leímos el relato de Pedro Prieto en la Revista digital 15/15/15. Aquí lo puedes consultar
Brevemente, el experimento consistía en dar a elegir a un grupo de niñas/os entre 8 y 10 años entre un móvil de última generación (1.000 €) y un plantón de olivo (5 €). Y ver qué pasa.
Como la diferencia de precio es muy grande, modificó la oferta a elegir entre 1 móvil y 200 olivos (200 x 5 = 1.000 €)
En el experimento de Pedro, la inmensa mayoría de los niños escogieron el móvil. Tras esa primera elección, les mostró el destino de su opción… ¡diez años después!
En el caso del móvil, mostraba un fotografía de un vertedero digital en África (el destino de la inmensa mayoría de nuestros desechos dispositivos digitales). En el caso del olivo, mostraba la imagen de 200 olivos de 10 años y su previsible producción de su producción: 4.000 kg. de aceitunas o 2.000 l. de aceite.
Inspirados por esta experiencia decidimos reproducirla ante un grupo de chicas y chicos de edades más diversas (6-15 años). Decidimos dar a elegir no entre una imagen de un móvil y una imagen de un olivo, sino entre un móvil de verdad y un olivo de verdad en un maceta. Al darles a elegir, la inmensa mayoría de las personas que participaban levantaron la mano para elegir… ¡¡el olivo!! Aunque no hicimos un recuento preciso, no nos equivocaríamos si afirmamos que el 90% eligió la planta.
Siguiendo la secuencia del experimento, el siguiente paso fue rectificar la oferta y ofrecer el móvil a cambio de 200 plantones de olivo. En esta segunda oportunidad, los plantones (éstos ya ficticios) fueron escogidos por más del 95% de las personas asistentes.
Inmediatamente después, la gente pudo conocer el destino final de cada elección, a la que añadimos la valoración monetaria de la producción de los 2.000 l. de aceite de oliva virgen extra ecológico, a 6 €/l.. . esto es, unos 12.000 €. … ¡cada año!
Alguien comentó que a ese beneficio monetario habría que restarle los costes de mantenimiento, lo cual eso muy cierto.
Finalmente, decidimos que plantaríamos el olivo en ojo de agua.
Que el experimento resultó de gran interés se manifestó en que al final emergió una gran ovación.
Al cesar los aplausos, una de las personas que había escogido el móvil en ambas ocasiones, preguntó: “Pero, ¿cuándo nos va a regalar el móvil?”
P.D.: Os animamos la reproducir el experimento.